¿REALMENTE FUNCIONA EL ADIESTRAMIENTO?


Nala es una labradora que vive felizmente en su hogar, donde la consideran uno más de la familia. Pero no siempre fue así. Hubo una época en la que la convivencia era tan mala que ningún miembro podía soportar vivir con este encantador animal.

Tema: Adiestramiento - Autor: DOGKING

DOGKING, ¿Realmente funciona el adiestramiento?

Nala, una Labradora que necesitaba una familia

Nala fue adoptada por su familia de una perrera de Badajoz y contaban sus cuidadores que había sido rescatada de un pequeño piso cuyo propietario sufría el síndrome de Noé. Ésta es una patología que conduce al que la sufre a acumular en casa animales de compañía de forma desmesurada sin brindarle los cuidados mínimos que ellos necesitan.

Antes de ser rescatada, Nala vivía en el caos más absoluto. Sin ningún tipo de orden ni normas, rodeada de muchos otros animales en un espacio muy reducido y sin ningún tipo de atención adecuada a sus necesidades. Por ello, aunque la intención de su nueva familia era buena, cuando se la llevaron a casa lo que se encontraron fue con un gran problema.

Al haber crecido sin ningún tipo de disciplina y acostumbrada a hacer lo que le venía en gana, Nala no entendía cómo debía comportarse en casa y tampoco por qué debía acatar las ordenes que le daban sus humanos. Esto se traducía en una conducta destructiva y una ansiedad enorme.


Antes del adiestramiento

A la familia de Nala le había costado mucho dar el paso de adoptar un perro. Eran cinco en casa y todos tenían algo que opinar al respecto, así que después de mucho hablarlo se decidieron por un labrador, cuyo temperamento innato es equilibrado y por ello se ha convertido en el perro de familia por antonomasia. De esta manera, cuando se enteraron de que en la perrera una preciosa labradora buscaba familia, fueron a por ella sin pensarlo.

El problema fue que por sus circunstancias, Nala había enterrado ese caracter apacible que los labradores tienen por naturaleza y se había convertido en “un caballo desbocado”, según las palabras de la familia. Nola no sabía comportarse ni fuera ni dentro del hogar. Dentro de casa mordía los muebles, saltaba encima de los niños haciéndoles daño e incluso tirándoles al suelo, corría por la casa, se subía al sofá y a la cama, se comía las plantas y removía la tierra del jardín. Fuera de casa hacía imposible los paseos, se iba detrás de otros perros, había que cambiar de acera si había algún niño con una pelota, era imposible sentarse con ella en alguna terraza o que esperase fuera de una tienda y tiraba tanto que la correa llegaba a hacer sangre en las manos.

Esta conducta rompió la armonía familiar, el humor de los miembros de la familia hacia Nala solía ser de enfado o rechazo y las continuas reprimendas aumentaban la ansiedad del animal y provocaban más conductas erráticas. Había que romper este círculo vicioso. Por ello, después de mucho hablarlo y plantearse incluso devolverla a la perrera, la familia de Nala decidió llevarla a adiestrar a DOGKING con Antonio Dávalos.


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Después del adiestramiento

Nala necesitó 2 meses de adiestramiento en DOGKING para recuperar su equilibrio mental, aprender las órdenes de obediencia básica y entender el concepto del humano como líder. Tras este periodo de tiempo, que por un lado la familia sintió como un alivio, Antonio Dávalos hizo entrega de Nala a su familia.

Después de la gran espera, las expectativas eran muy altas y la curiosidad por ver cómo estaría Nala era enorme. Por ello el reencuentro fue realmente emocionante. Nala había cambia completamente, de la noche a la mañana. Era una perra que había recuperado la calma y ahora siempre estaba atenta a las personas para saber qué hacer.

Antonio le dio a la familia todas explicaciones necesarias para poder comunicarse con Nala y que ella obedeciera, y las normas que debían llevar a cabo para que ella se mantuviese toda la vida tan educada como se la entregaba.

El cambio que la familia experimentó fue radical. Por fin podían disfrutar de lo que es tener un perro en casa. Ahora Nala había aprendido qué lugares le estaban permitidos en casa, obedecía cuando se le pedía que hiciera algo y en la calle se mostraba tan atenta que no había problema en quitarle la correa y pasear con ella suelta. Ya se podía ir con ella de compras, recoger a los niños al cole y recibir visitas en casa sin miedo a que la perra pudiera desencadenar una situación embarazosa.

Ahora Nala tiene autentica calidad de vida ya que ha recuperado su equilibrio mental y el amor de su familia. Los días son relajados y cada momento al lado de Nala es disfrutable. Porque ahora, ella es uno más de la familia.


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