OPERACIÓN DE URGENCIA A UN GOLDEN POR COMER LO QUE NO DEBÍA


Denver es un Golden Retriever un poco travieso. Como buen cachorro, todo lo que descubre intenta morderlo para conocerlo mejor, y en este caso, esta curiosidad le ha costado una cirugía de urgencia.

Tema: Veterinaria - Autor: DOGKING

gastroenteritis perro operación urgencia

Mi perro se come todo lo que ve

Todos sabemos que los perros descubren el mundo a través del olfato, su órgano más desarrollado, pero es evidente que no es el único que les gusta usar. Cuando están conociendo todo los que le rodea, no basta con olerlo. Tocarlo con la boca y aspirar nuevamente su olor, morderlo para conocer su textura y sabor… Es toda una experiencia por la que todos los cachorros quieren pasar. Y esto fue lo que le pasó a Denver.

Cuando llego a nuestra clínica, Denver se mostraba abatido, con diarreas y vómitos. Un cuadro clínico que encajaba bien con los síntomas de una gastroenteritis. Tras realizarle las pruebas pertinentes se le puso en tratamiento y comenzamos a ver mejoras. Creímos que todo se había resuelto cuando expulsó un gran trozo de plástico poco reconocible, pensando que esta sería la causa de todas las molestias. Sin embargo, a los pocos días comenzó de nuevo a encontrarse mal, con la diferencia de que ya no comía nada ni excretaba. Algo iba mal en el sistema digestivo de Denver.


El peligro de que nuestro perro se coma cualquier cosa

Le realizamos una radiografía, pero lo único que observábamos era una gran cantidad de gas acumulado en su interior. Palpándolo parecía que había algún objeto en su intestino que podría estar impidiendo el normal funcionamiento del órgano, pero al observarlo mediante ecografía no podíamos concluir en nada concreto.

Analizando la situación crítica de Denver, se decidió ser drásticos y salir de dudas antes de que se agravara el asunto aún más. Se preparó de urgencias el quirófano y al perro para ser intervenido y observar in situ en qué condiciones estaba su aparato digestivo.

No hizo falta más que abrir un poco y acceder a la cavidad abdominal para encontrar el causante de tal desastre. Un objeto de gran tamaño bloqueaba el paso del intestino delgado, deformándolo como si de una serpiente haciendo la digestión se tratara. Incidimos en la zona abultada, y ahí estaba: media suela de zapato que a Denver en algún momento le había parecido muy apetecible.

Por suerte, extrayendo el cuerpo extraño de su intestino y suturando pudimos volver a poner en funcionamiento su organismo, y tras varios días de tratamiento vimos como Denver recuperaba todo su entusiasmo y aprendía una gran lección: los zapatos son para los pies, no para la boca.


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